¡Si solo en esta vida hemos tenido esperanza en Cristo, somos los más miserables de todos los hombres!
(1 Corintios 15:19)
La idea que expresa este versículo nos alerta sobre una realidad que olvidamos muchas veces: hay mucho más que la vida que vemos aquí. Al igual que un feto vive bien en el útero durante nueve meses sin saber lo que le espera en el universo exterior, nosotros tampoco tenemos idea de lo que viene.
Lo que vivimos aquí en la tierra es solo un vistazo de lo que nos espera en la eternidad.
El sufrimiento y las dificultades que atravesamos ahora no se comparan con las maravillas que experimentaremos en la eternidad junto a nuestro Señor. ¡Nuestra esperanza no debe ser solo terrenal, sino una esperanza viva, ligada a la eternidad!